sábado, 30 de junio de 2012

The Grey - Infierno Blanco





"Una vez más, combatiré...


La última gran pelea de mi vida


Hoy, viviré y moriré


Hoy, viviré y moriré..."


Hoy voy a hablaros de una película alejada de la ciencia ficción, por no encasillar demasiado el tipo de cine que podéis ver aquí comentado.

Infierno Blanco es una película dirigida por Joe Carnahan (The A Team, Narc) nos trae una cinta en la que prima el ambiente deprimente y opresivo de la lucha por la supervivencia de aquellos que no tienen futuro en condiciones totalmente adversas, en un trabajo que recordará inevitablemente a otros clásicos del drama de supervivencia como la magnífica ¡Viven!. El reparto no cuenta con más caras conocidas que la propia que podemos ver en el cartel de la película del inicio de la reseña, el grandísimo Liam Neeson, que demuestra de nuevo que es un actor polivalente al que no se le puede encasillar de ninguna forma.

La trama nos sitúa en una refinería de Alaska, cuyos trabajadores son principalmente personas cuyas vidas son auténticos dramas y cristales rotos, ex-convictos, ex-militares, viudos, abandonados por sus familias, solitarios... Gente que no tiene nada más que su trabajo y la vana ilusión de una vida normal en los permisos en los que pueden volver a la civilización de los EE.UU. y reunirse con los pocos seres conocidos o familiares que les quedan.

Es aquí donde Ottway, el personaje al que encarna Liam Neeson, cumple con su trabajo de forma sistemática, fría e impasible: es un cazador de lobos que garantiza la seguridad de los trabajadores de la planta. Sin embargo, él mismo tiene una vida destrozada, de la que iremos viendo retazos mientras la película avanza.

Ottway realizando su trabajo


Es precisamente en uno de esos permisos, en el que ocurre algo imprevisto, un accidente que pondrá a todos éstos hombres en situación límite: el avión que los llevaba a la civilización, sufre un accidente en las heladas tierras de Alaska. Los supervivientes al impacto del avión, descubrirán que la pesadilla acaba de empezar, pues la misma primera noche, mientras Ottway sigue buscando más supervivientes y recursos en los restos del avión más alejados de donde se encuentra el grupo superviviente, descubre con terror que han caído en la zona de incidencia de la manada de lobos, convirtiéndose en un objetivo de la misma al sentirse amenazados y captar el olor de la sangre de los caídos en el accidente.

Bajo ésta premisa, el señor Carnahan nos deleita con una película de dos horas de duración en la que asistiremos al drama de la supervivencia de unos hombres puestos en una situación límite, tanto física como mental, pues la constante amenaza de la muerte por los lobos les hace recordar que, pese a que sus vidas puedan estar más o menos destrozadas, todos tienen una razón para seguir viviendo.

La noche será muy dura para los supervivientes...


Los personajes están muy bien cuidados, dándonos los detalles suficientes como para que podamos sentir aprecio por ellos y con los que sufriremos cada vez que los lobos hagan su aparición por no saber si va a caer alguien o no, pero sin llegar a caer en el dramatismo barato de dar pena per se.

La fotografía es simplemente maravillosa para todos aquellos que amamos los parajes nevados, pues toda la acción transcurre en las nieves perpetuas de Alaska y en sus bosques y ríos. Ésto es, los únicos colores que veremos en la película son el blanco, el gris, el negro y el verde, haciendo de ésta forma que los tonos rojos de la sangre que dejarán los lobos al atacar, contrasten enormemente con todo lo mostrado hasta el momento e impactando al espectador sin resultar desagradable.

No hay piedad en Alaska frente a una manada de lobos hambrientos que se sienten amenazados...


La música es totalmente instrumental, de corte melancólica y triste, reflejando a la perfección la psique de los personajes, en especial Ottway, que es de quien más escenas veremos.

Llegamos ahora al momento de ver a los grandes protagonistas de la película: los lobos. Los animales están recreados por ordenador, de forma magistral. Aparecen el tiempo suficiente como para dar la sensación de impotencia ante ellos, ante su salvaje perfección, ante su ataque en manada perfecto y sin aberturas para la supervivencia, pero sin estar demasiado tiempo en la pantalla como para que el espectador se acostumbre a ellos y les pierda el respeto. Un gran punto a favor del director en éste aspecto.

Y toca ver los puntos negros, que como todas las cosas, los tiene. La duración de la película son dos horas, tiempo que se puede hacer algo largo para el que vaya buscando una película con un ritmo más animado, pero para el que se molesta en leer un poco y sabe qué tipo de cine va a ver es una película que no se hace larga en momento alguno. Otro aspecto negativo, es que no se ha dotado de toda la carga de supervivencia que se espera al tener precedentes como la anteriormente citada ¡Viven! o The Road, pues los personajes en ningún momento se muestran preocupados por la falta de alimentos y agua.

Salvando estos dos detalles, es una película magnífica que desde aquí os recomiendo sin duda alguna. He evitado deliberadamente poner imágenes de los lobos para que los veáis cuando os pongáis con la película y no os reviente la sorpresa. Y hablando de sorpresas, QUEDAOS HASTA DESPUÉS DE LOS CRÉDITOS.

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